En toda comunidad existen personas con disminuciones auditivas, sordos e
hipoacúsicos y, en la actualidad cuando afortunadamente se trabaja
mucho en pos de ser sociedades cada vez más inclusivas, sin duda que hay
mucho por hacer respecto a este tema.
La lengua de señas, que se enseña en la ciudad, es de vital importancia
para las personas que no pueden escuchar que muchas veces no asisten a
determinados lugares si no es en compañía de alguien que pueda oír para
evitar pasar un mal momento.
Por eso es importante que en las grandes empresas, los bancos, las
oficinas públicas y privadas, centros de salud, dependencias judiciales y
policiales y demás organismos e instituciones que forman parte de una
comunidad haya entre el personal, al menos una persona que sepa el
lenguaje de señas. Esto demostraría el interés de esa empresa o
institución por comunicarse con las personas sordas y sin duda que sería
bienvenido por todas aquellas personas forman parte de esta comunidad.
También sería importante, por ejemplo, que en las ceremonias religiosas
–al menos las celebradas los domingos- y en los actos que se realizan
por las fechas patrias haya una persona que los brinde en lengua de
señas, para de esta manera poder incluir a todos los integrantes de la
comunidad hipoacúsica de la ciudad.
Sin duda que cuantas más personas se interesen en aprender la lengua de
señas, habrá más comunicación en diferentes ámbitos de la comunidad.
Pero no sólo se trata de la comunicación sino de demostrar interés y
amor por el prójimo, en este caso por quienes no oyen.
Más que las entidades se interecen en tener intérpretes seria de suma importancia que se imparta como un ramo más dentro de la educación chilena desde una etapa inicial jardín infantil.
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